martes, 20 de octubre de 2009

Las Aflicciones del Cristiano - 3º Parte

Tercera Parte: Los pensamientos de Dios y los pensamientos del hombre.

Juan 11:7-16
“Luego, después de esto, dijo a los discípulos: Vamos a Judea otra vez. Le dijeron los discípulos: Rabí, ahora procuraban los judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá?
Respondió Jesús: ¿No tiene el día doce horas? El que anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero el que anda de noche, tropieza, porque no hay luz en él.
Dicho esto, les dijo después: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle.
Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, sanará. Pero Jesús decía esto de la muerte de Lázaro; y ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño.
Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; me alegro por vosotros, de no haber estado allí, para que creáis; mas vamos a él.
Dijo entonces Tomás, llamado Dídimo, a sus condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos con él.”

Es curioso notar que cuando Jesús manifiesta su deseo de volver una vez más a Judea, sus discípulos en ningún momento pensaron que volvía para ocuparse de la situación de su amigo Lázaro.
De hecho, antes de siquiera preguntar por los motivos que Jesús tenía para volver, sus discípulos lo critican por regresar siendo que los judíos querían apedrearlo.
Resulta evidente que, aún teniendo al Maestro en frente de sus ojos durante día y noche, aún siendo los privilegiados de recibir directamente sus enseñanzas y de presenciar la mayor parte de sus milagros, los discípulos ni siquiera sospechaban acerca de lo que Dios estaba planeando. Para ellos era un día como cualquier otro.
Luego Jesús les dice que Lázaro duerme y que va a despertarle. Una vez más sus discípulos no entendieron lo que quería decirles.
Finalmente, Jesús les revela que Lázaro había muerto y que irían a donde estaba él. Los discípulos siguieron sin entender.
Con todos los milagros, con todo lo sobrenatural que habían visto, con todas las enseñanzas, los discípulos aún seguían viendo las cosas desde una perspectiva humana, viendo las cosas desde lo humanamente posible, desde el punto de vista de lo conocido. En la mente de Tomás no cabía la idea de que Jesús no estuviese diciendo que iban a ir a morir con Lázaro.
Jesús les estaba anunciando un acontecimiento grandioso y glorioso, mas sus discípulos no entendían una palabra de lo que les estaba diciendo.
No tan solo no entendieron de lo que hablaba, sino que además lo criticaron…
¿Se ha puesto a pensar de que quizás hoy Dios este haciendo algo nuevo delante de sus ojos y usted no se da cuenta?

¿Hubiésemos nosotros actuado de forma diferente a los discípulos? Probablemente no.
¿Por qué? Porque nuestra mente natural se mueve dentro del ámbito de lo que conocemos, dentro de lo “posible”, dentro de las probabilidades humanas, dentro de lo que conocemos, de lo que hemos visto. Para nosotros, muchas veces ha resultado ser “ver para creer”.

Ya lo dice la Escritura en el libro de Isaías 55 versículos 8 y 9:

“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.
Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.

El Salmo 94 versículo 11 declara:

“El Señor conoce los pensamientos humanos y sabe que son absurdos”. (NVI)

¿Cuál debiese ser nuestra actitud hacia lo que Dios hace, sabiendo que nuestra mente y nuestros planes no se comparan con los suyos?

Primero, dejar de “tratar de entender” y luego confiar en que Él sí sabe lo que hace.

Continúe leyendo la Cuarta Parte de este mensaje.

Saludos y bendiciones,
Blog Predica la Palabra

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