miércoles, 27 de mayo de 2009

Ni riqueza, ni fama, ni poder

Estamos constantemente siendo bombardeados por sermones, enseñanzas, opiniones y todo tipo de afirmaciones acerca de lo que Cristo espera de su iglesia.
No es necesario hacer una gran investigación para darse cuenta de que las creencias al respecto van de un extremo a otro, se contradicen entre ellas, e incluso dividen nuestras propias congregaciones. Quizás usted, al igual que yo, ha escuchado gente decir cosas tales como: "a esta iglesia le falta un equipo de amplificación mas moderno", "me gustaría ver el poder manifiesto del Espíritu Santo en nuestras reuniones", "esta iglesia debe ayudar más a los pobres", etc.
Por lo mismo, es válido que nos hagamos la siguiente pregunta: ¿Cuáles son los signos que debe presentar una iglesia que agrada al Señor?

Las respuestas pueden ser muy variadas y por lo mismo, no pretendo hacer una especie de listado con las "7 características de una iglesia saludable" o algo por el estilo.
Mi objetivo es analizar a la luz de la Biblia tres de las mas populares hoy en día:
La iglesia debe tener riquezas materiales.
La iglesia debe tener buena fama.
La iglesia debe estar llena del poder y la manifestación del Espíritu Santo.

En la escritura encontramos ejemplos de iglesias que presentaban dichas características. Del mismo modo, encontramos ejemplos de iglesias que no las presentaban.

Laodicea: la Iglesia de la prosperidad económica

Esta es aquella que dice: "Soy rico; me he enriquecido y no me hace falta nada" (Apocalípsis 3:17). Este tipo de iglesias tienen grandes templos, modernos sistemas de amplificación, muchas propiedades, y gran cantidad de recursos financieros.
El peligro radica en creer que ese tipo de cosas son muestras del favor de Dios. Si se cae en este error, el pueblo inevitablemente se descarriará convencido de que cuenta con la total aprobación del Rey de Reyes y Señor de Señores.

Jesús responde a la Iglesia de Laodicea:
"Conozco tus obras; sé que no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras lo uno o lo otro!. Por tanto, como no eres ni frío ni caliente, sino tibio, estoy por vomitarte de mi boca." (Apocalipsis 3:15-16)
"no te das cuenta de que el infeliz y miserable, el pobre, ciego y desnudo eres tú.
Por eso te aconsejo que de mí compres oro refinado por el fuego, para que te hagas rico; ropas blancas para que te vistas y cubras tu vergonzosa desnudez; y colirio para que te lo pongas en los ojos y recobres la vista." (Apocalipsis 3:17-18)

Note que el problema no radica en el hecho de tener riquezas (aunque Jesús expresamente nos llama a no buscarlas en Lucas 12:15-21), sino que en que este tipo de iglesias creen ser algo, y no lo son. Creen vivir el verdadero evangelio de Jesucristo, pero son un triste desfile de inmoralidades, vanidades, falsas doctrinas, y una apostasía en aumento. Confiados en su creencia de que su prosperidad material es la prueba de la aprobación de Dios, se olvidan rapidamente de Aquel que dijo: "Sed santos, porque yo soy santo".

Corinto: la iglesia de los dones y las manifestaciones del Espíritu Santo

Esta es aquella de la cual el apóstol Pablo dice:
"Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo." (1 Corintios 1:4-7)

Como vemos, Corinto había sido bendecida con toda clase de riqueza de palabras, ciencia y dones espirituales. Sin embargo, eran inmaduros espiritualmente, estaban divididos, en sus cultos reinaba el desorden y presentaban casos graves de inmoralidad sexual, entre otros.

El mensaje de Pablo a esta iglesia fue:
"Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy". (1 Corintios 13:1-2)

Si bien las manifestaciones y los dones del Espíritu son bendiciones de Dios, como verá, tampoco implican necesariamente que una iglesia esta caminando como agrada al Señor.

Esmirna y Filadelfia: ni riqueza, ni fama, ni poder

En libro de Apocalipsis, capítulos 2 y 3, se nos relata la visión que tuvo Juan mientras estaba desterrado en la isla de Patmos, y en la cual Jesús ya glorificado le envía un mensaje a las siete iglesias que estaban en Asia:

"Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea." (Apocalípsis 1:11)

De estas siete iglesias, cinco fueron reprendidas por el Señor. Efeso había dejado su primer amor, Pérgamo permitía entre sus congregantes a individuos que retenían falsas doctrinas, Tiatira toleraba que Jezabel enseñara falsas profecías y volviese al pueblo a los ídolos, Sardis no tenía sus obras perfectas delante de Dios y, como ya vimos, Laodicea era una iglesia desventurada, miserable, pobre, ciega y desnuda.

Sin embargo quiero resaltar las características de las únicas dos iglesias que no fueron reprendidas por Jesús: Esmirna y Filadelfia.

En el versículo 9 de Apocalípsis 2, vemos que la iglesia de Esmirna era pobre, estaba en tribulación, y no gozaba de "popularidad" ya que era "blasfemada de los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás".
Sin embargo Jesús le dice: "para mi, tu eres rica".

"Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás.
No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida." (Apocalípsis 2:9-10)

Esta iglesia era pobre, atribulada, perseguida, blasfemada, pero fiel a Jesús en todo tiempo.

En el caso de Filadelfia, en el versículo 8 del capítulo 2, Jesús dice "Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre".
Note que esta iglesia tenía poca "fuerza". La palabra griega utilizada aquí es "dunamis", que significa poder, habilidad, fuerza. Es exactamente la misma palabra que Jesús utiliza en Hechos 1:8 cuando dice "pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo".
Es decir, la iglesia de Filadelfia tenía poco poder.
Con todo, Jesús le dice:

"Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre. He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado. Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra. He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona." (Apocalípsis 3:8-11)

Esta iglesia tiene poco poder, pero obedece los mandamientos del Señor y no niega su nombre.

Note que Cristo no rechaza ninguna de estas iglesias, sino que las llama a volver a El.
Usted puede ser la iglesia que no tiene riquezas, no tiene fama, ni tiene un gran poder... pero Dios le ama y le anima a seguir caminando y siendo fiel.
O quizás, usted puede ser la iglesia que ha tenido ambición de riqueza, fama y poder, pero Dios le llama a volver a El como lo hace un Padre amoroso.
Ni riquezas, ni fama, ni poder... Mas bien guardar los mandamientos del Señor y serle fiel en todo tiempo. El es SIEMPRE Fiel. El es suficiente. A Él sea la Gloria y la Honra, por los siglos de los siglos. Amén.


Saludos y bendiciones,
Blog Predica la Palabra

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