lunes, 25 de mayo de 2009

Competir contra la cruz de Jesús

"Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído. Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia; porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor."
Gálatas 5:1-6

Con frecuencia me encuentro con algunas frases "cliché" dentro de la iglesia de Cristo que son comunmente aceptadas, predicadas en los pulpitos, enseñadas en los estudios bíblicos, programas de discipulado, etc., pero raramente analizadas y examinadas en profundidad.

Hoy me quiero detener en una que me llama particularmente la atención porque refleja un grave pensamiento del corazón: "el hermano(a) se cayó de la gracia".

El uso común de esta frase es para referirse a algún miembro de la congregación que ha caído en algún pecado de los considerados graves como fornicación, adulterio y otros. Es ahí cuando se comenta, con mucha tristeza, congoja, recogimiento y dolor: "tan santo que se veía el hermano, nadie se hubiese imaginado que se iba a caer de la gracia". Reflexionemos sobre sus implicancias.

En el texto de hoy, nos encontramos al apóstol Pablo exhortando a los creyentes de la iglesia de Galacia. A ellos habian llegado ciertos individuos que predicaban que, si bien la fe en el sacrificio expiatorio de Jesús en la cruz era el camino a la salvación, también era necesario que el creyente se circuncidase. Pablo, conociendo este asunto, emite la siguiente sentencia sobre los creyentes: "si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo... todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley." (Gál 5:2-3).

Piense por un momento... ¿es pecado circuncidarse? ¿es pecado guardar la ley?. ¡Por supuesto que no!. Entonces, ¿donde esta el problema?. El problema es tan grave como sutil: que el creyente asuma (consciente o inconscientemente) que el sacrificio de Cristo no es suficiente para su justificación.

Hace algunos dias, un buen amigo y hermano en la fe me hizo la siguiente pregunta: "¿que debo hacer para irme con Jesús en el rapto?". Esta pregunta revela la confusión de tantos y tantos creyentes que viven con el peso de creer que tienen que ganar su salvación. ¿Es usted uno de ellos?

Volvamos a nuestra frase cliché. Si usted dice que un hermano se cae de la gracia al pecar, entonces usted está diciendo que para ser salvo se requiere algo más que la cruz de Cristo. ¿Lo ve?
Es más, si ud. piensa que su salvación depende de cualquier otra cosa a parte del sacrificio que Jesús hizo por usted en la cruz, es usted quien se ha caído de la gracia pues está confiando en su propia justicia. ¿Cuál es la consecuencia de esto? De nada le aprovechará Cristo.

No me malinteprete; si usted se alegra al pensar que la Escritura le está dando permiso para pecar libremente, significa que usted va derecho a la condenación, ya que los que han sido salvados por Dios (mediante una fe genuina) entran en un proceso de santificación y renovación de la mente, no de perversión.

Si usted, en cambio, siente la libertad y gozo que esta verdad representa para la vida del verdadero creyente, le animo a "aguardar por fe la esperanza de la justicia" (Gál 5:5) reconociendo que "por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él" (Rom 3:20). No se caiga de la gracia, nuestra salvación es 100% gracias a nuestro Señor y Dios: Jesucristo.

Que Dios nos libre de buscar nuestra propia justicia, de tratar de ganarnos su favor, de confiar en nuestras obras en lugar de su fidelidad, de competir contra la cruz de Jesús.

Le dejo algunos pasajes de la Palabra de Dios para reflexionar...

"Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas;
La justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús. ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe. Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley."
(Rom 3:21-28)

"Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios." (Rom 5:1-2)

"No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia." (Rom 6:12-14)

"Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos." (Heb 12:8)


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