jueves, 20 de agosto de 2009

La guerra sigue siendo de nuestro Dios

"Los hijos de Rubén y de Gad, y la media tribu de Manasés, hombres valientes, hombres que traían escudo y espada, que entesaban arco, y diestros en la guerra, eran cuarenta y cuatro mil setecientos sesenta que salían a batalla.
Estos tuvieron guerra contra los agarenos, y Jetur, Nafis y Nodab.
Y fueron ayudados contra ellos, y los agarenos y todos los que con ellos estaban se rindieron en sus manos; porque clamaron a Dios en la guerra, y les fue favorable, porque esperaron en él.
Y tomaron sus ganados, cincuenta mil camellos, doscientas cincuenta mil ovejas y dos mil asnos; y cien mil personas. Y cayeron muchos muertos, porque la guerra era de Dios; y habitaron en sus lugares hasta el cautiverio."

1º Cronicas 5:18-22


Una reflexión sencilla acerca de esta historia:

Cuarenta y cuatro mil setecientos sesenta soldados, que además eran hombres valientes, que traían escudo y espada, que eran hábiles en el manejo del arco y además eran diestros en la batalla. Ciertamente las dos tribus y media tenían argumentos suficientes como para confiar en que sus recursos eran suficientes para salir victoriosos de cualquier tipo de dificultad.

Sin embargo, la historia de la batalla contra los agarenos y sus aliados nos muestra el verdadero corazón de este ejército de valientes: "confiaban en Dios, clamaron a Él en medio del combate".

Tenían un gran cantidad de soldados pero no confiaron en eso,
"clamaron a Dios en medio de la batalla y esperaron en Él".
Eran hombres valientes pero
no confiaron en eso, "clamaron a Dios en medio de la batalla y esperaron en Él".
Contaban con las herramientas de guerra necesarias pero no confiaron en eso, "clamaron a Dios en medio de la batalla y esperaron en Él".
Tenían toda la habilidad para manejar sus armas pero no confiaron en eso, "clamaron a Dios en medio de la batalla y esperaron en Él".
Contaban con experiencia en los asuntos de la guerra pero no confiaron en eso, "clamaron a Dios en medio de la batalla y esperaron en Él".

Confiaron su victoria al Señor, clamaron a Él en medio del combate y Dios los ayudó a conseguir la victoria.
Ese día cayeron muchos muertos en el bando enemigo, porque la guerra era de Dios.

¿Estamos confiando en nuestros números?
¿Estamos confiando en nuestra valentía?
¿Estamos confiando en nuestras herramientas?
¿Estamos confiando en nuestra habilidad?
¿Estamos confiando en nuestra experiencia?

Que Dios nos conceda la absoluta dependencia y confianza en Su divino poder para enfrentar nuestras propias batallas. La guerra sigue siendo de nuestro Dios.

Saludos y bendiciones,
Blog Predica la Palabra

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